No toda la información que circula en las organizaciones es privilegiada o confidencial, por lo que lo primero que deben hacer los empleadores es verificar quienes de sus colaboradores tienen cargos que les permiten acceder a información que es considerada sensible.
La información confidencial, puede ser la referida a clientes o futuros clientes, estrategias de mercadeo, información financiera, proyectos especiales, es decir "aquella información que a criterio de la compañía no debe ser de acceso público".
Para lograr que quienes tienen acceso a esta data no la divulguen, lo más común es establecer cláusulas de confidencialidad en los contratos laborales de estos colaboradores. Estos acuerdos pueden tener efecto durante la relación de trabajo, pero también después de que esta finaliza.
En estos tiempos de pandemia, es una forma de garantizar que los trabajadores que tienen acceso a información sensible puedan mantener la reserva de la información que manejan cuando muchos de ellos están trabajando desde otros espacios que no son la oficina.
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